Las visitas a una propiedad son más que simples recorridos: son momentos decisivos donde los sueños empiezan a tomar forma. Es ese instante en el que un cliente puede decir “aquí me veo viviendo”. Como agente inmobiliario, tu papel es convertir esa visita en una experiencia memorable, capaz de enamorar y convencer. Por eso, en este artículo quiero compartirte estrategias prácticas y muy efectivas para que cada recorrido deje huella, genere confianza y acerque al comprador a dar el gran paso.
Observa el estado de las paredes, techos y pisos. Busca señales de humedad, grietas o daños estructurales que puedan requerir reparaciones costosas.
Verifica que los interruptores, enchufes y grifos funcionen correctamente. Un sistema eléctrico o de plomería en mal estado puede ser un dolor de cabeza.
Asegúrate de que la propiedad reciba suficiente luz natural y tenga una buena ventilación. Estos factores afectan directamente tu calidad de vida.
Evalúa las medidas de seguridad, como cerraduras, rejas y sistemas de alarma. También, investiga sobre la seguridad del vecindario.
Solicita los documentos legales de la propiedad, como el certificado de tradición y libertad, para asegurarte de que todo esté en orden.
Pregunta sobre los gastos de administración, impuestos y servicios públicos para tener una idea clara de los costos mensuales.
Recuerda, una visita bien preparada te permitirá identificar posibles problemas y tomar decisiones informadas. Estoy aquí para acompañarte en cada paso y asegurarme de que encuentres la propiedad ideal para ti.